viernes, 7 de diciembre de 2012

Veintiséis perdones.

Veinticinco por cada seguidor y uno por el que nos dejó.
Por regla general no soy una persona que pida perdón cuando deja sus blogs abandonados. Yo suelo pensar que cuando uno decide escribir en un pequeño espacio es porque quiere. Y por lo tanto, no le debe a nadie ni a nada ninguna fidelidad. Teclear y enviar lo tecleado tiene que ser algo que desees y no que se imponga como una obligación, porque cuando algo es obligado, dejas de apreciarlo.

Pero en este caso debo pedir perdón. Porque cuando llevas un blog de reseñas y tienes a veintiséis personas siguiéndote, hay un compromiso entre el autor del blog y los seguidores. Aunque solo seáis veinticinco, para mí sois veinticinco personas que han decidido seguir a una loca que intenta reseñar algo (con independencia de que las reseñas sean mediocres). Y por ello tengo que pediros perdón. Podría soltar el discurso de "la universidad me absorbe y casi no puedo ni leer y blablabla", no obstante, como decía mi profesor de filosofía del instituto: "Las justificaciones son innecesarias: tus amigos no las necesitan, y tus enemigos nunca las creerán."

Eso. Veintiséis perdones. Prometo estar aquí más a menudo. 

4 comentarios:

  1. Oh <33333 pues eso que cuando tengas tiempo y ya está xD

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  2. No pasa nada mujer ^^ yo te leo cuando vas actualizando~ ;)

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  3. No hay nada que perdonar. Es normal desaparecer por un tiempo, cada quien necesita alejarse para poder pensar; además, al final siempre volvemos.

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